lunes, 29 de septiembre de 2008

EXPERIENCIA DE LUPITA GUERRERO, LAICA CSC, GUADALAJARA, JALISCO.


Conocí a las hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón a través de un grupo de oración que coordinaba la Hna. Carmen Teresa Arroyo O. Ahí encontré una gran acogida, apertura, paciencia, respeto, generosidad, aceptación y libertad de parte de las hermanas. Fue como volver a lo esencial de la vida del ser humano, que es el amor de Dios. Como agua fresca me ayudó a ver las cosas desde una nueva perspectiva. Experimenté la cercanía y encuentro con el amor de Dios a través de la oración contemplativa, que fue el gran descubrimiento en mi vida.


La espiritualidad del carisma me ha motivado a vivir mi religiosidad con menos cargas, más ligera, quitando esquemas... ¡creo que Dios es más sencillo que nosotros mismos!. Comencé a buscar a Dios en la vida ordinaria, a aumentar mi confianza en su amor de Padre providente, bondadoso y misericordioso. Me ha gustado mucho el constatar que esta espiritualidad no divorcia al ser humano en sus aspectos humano-espiritual, sino que tiene las raíces bien firmes en la realidad concreta.


Me ha ayudado a tener más apertura hacia los demás y a juzgar menos. Trato de vivir las dificultades que se me presentan con una actitud de esperanza activa y buscar resaltar en los demás los motivos para tener esperanza y no ver siempre lo negativo. También para aceptar con humildad y naturalidad mis fallas, sin darme latigazos o estar rumiando el complejo de culpa, pero con la confianza en que Dios me ama como soy, ¡Él es el merito!. Esto me lo enseñó Teresa de Lisieux.


A la vez siento que entre más benévola soy conmigo misma, más puedo amar y aceptar a los demás como son, con sencillez y serenidad, con la conciencia de que ni ellos, ni yo somos perfectos. De Madre Luisita he aprendido a aumentar mi confianza en el amor de Dios que es un Padre providente, bondadoso y misericordioso. He descubierto que Dios me ama y que lo que quiere de mí, es que yo también le ame y que mi relación con él debe ser natural, con sencillez y sinceridad, sin palabras rebuscadas, y a veces en el silencio, sólo con actitud de escucha, con el deseo de estar con él y de hacerlo presente en mis actividades ordinarias.


Pero también sé que el amor a Dios se expresa y manifiesta en el amor al prójimo y que es aquí donde debo esforzarme cada día y dar testimonio. Para dar a conocer el carisma de CSC hemos organizado dos retiros, uno para profundizar y dar a conocer a Santa Teresa de Jesús y Teresita del Niño Jesús, el otro, a través de la lectio divina dirigida por el P. Silvio José Báez, ocd. Y por supuesto tratando de hacer vida en mi la experiencia del Padre providente, bondadoso y misericordioso para dar testimonio y transmitirlo a los demás con una actitud de confianza y esperanza.


Me gustaría que otras personas experimenten el amor incondicional de Dios, para que brote la alegría, amor y esperanza que tanta falta hacen en nuestro mundo de hoy. Que descubran la oración no verbal, que es una experiencia maravillosa. Porque yo he descubierto que la oración me ha permitido descubrir mi verdadera identidad. Por eso la oración contemplativa y la lectio divina se han convertido en el medio para encontrarme con el Dios amigo, con el Dios amor, Padre bueno y misericordioso que no tiene en la palma de su mano.

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